La familia de María Claudia Escobar Castaño guardaba la esperanza de que la joven de 26 años se recuperara de las heridas a bala que recibió cuando fue atacada junto a su esposo Wilfrido González, de 33 años, quien falleció el mismo día de los hechos (2 de septiembre) en una estadero del municipio de Sabanalarga.

Sin embargo, aunque ya la habían intervenido quirúrgicamente para sustraerle las balas que le impactaron en el pecho, las mismas le afectaron el riñón y la médula ósea. Desde ese 2 de septiembre, María Claudia, fue remitida desde el Hospital de Sabanalarga a la Clínica La Misericordia Internacional de Barranquilla, donde en la madrugada del martes falleció.

“Estuvo entubada, abrió su ojos, estiraba la manos. Ella decía con dificultad  que por qué le habían hecho eso. Que ella no era mala, que por qué le hacían eso”, dijo Jorge Luis Escobar, hermano de la joven, quien llegó en la mañana de hoy a las dependencias de Medicina Legal.

La familia siempre se enfocó a que la joven se recuperara de las heridas que recibió y por eso decidió ocultarle que su esposo Wilfrido había muerto.

“Preguntaba siempre por el esposo. Ella falleció sin saber que el esposo había muerto el mismo día y nosotros mintiéndole que él estaba bien para que no se fuera a descompensar. Le decíamos que él se estaba recuperando y que se recuperara ella”, dijo el hermano.

La pareja dejó tres hijos: una niña de 8 años, un niño de 5  y una bebé de un año.

María Claudia era ama de casa, pero de manera provisional compraba ropa, zapatos y comidas para vender. Por su parte, el esposo laboraba como vigilante.  Residían en el barrio Los Nogales de Sabanalarga.

La Policía de Atlántico investiga el ahora doble crimen para establecer por qué los atacaron a bala cuando departían en aquel estadero, ubicado cerca de la Plaza Mejía del mencionado municipio.